La historia de Mauricio Ezequiel Tejeda, el experimentado defensor de Las Flores. Ya era hora de que se contara la vida de un tipo al que no le pasan los años.
Por Julio Oronado
Su dĂa empieza bien temprano, cuando parte hacia su trabajo en Agustino Cueros. A las 17:30 hs sale,en su moto, rumbo al entrenamiento en Las Flores. A las 20:00 hs lo esperan su hija y su esposa para disfrutar un rato juntos. AsĂ son todas sus semanas.
Cuando apenas tenia un par de años se formó en Deportivo Colon, aquella fusión entre Avellaneda y Escuela. Las vueltas de la vida lo hicieron ser campeón con el Rojo hace 3 calendarios.
En inferiores de AFA vistiĂł las camisetas de Argentinos Juniors y Belgrano. Precisamente en el Pirata debutĂł en la Liga. Y ahĂ viviĂł sus mejores momentos adentro de una cancha. En aquellas Ă©pocas, su dĂa era Ăntegramente para el fĂștbol.
Aunque parece unos de esos zagueros con muchos años sobre el lomo, sĂłlo tiene 27. Un pibe para el calendario. Mayor, segĂșn la normativa de LCF. En la cancha es un defensor bravo, corajudo y potente. Rara vez llega a destiempo. Un relojito.
Su papå José es su principal fan y ademas su utilero personal, desde que Bucho patea una pelota. Pero también su señora Johana, su hija Paulina, mamå Mercedes y sus 4 hermanos lo acompañan en su anhelo de lograr cosas importantes con el Taladro. Sueña con ser campeon, como en 2012. Añora volver a esas épocas, pero también valora estos dos años llenos de satisfacciones en Las Flores.
SER AGRADECIDO
“Quiero agradecer a Carlos Toledo por llevarme a un gran club con grandes dirigentes y personas. TambiĂ©n a Guillermo Kraisman, ya que me llamĂł para volver a jugar en un momento en que habĂa dejado y desde ahĂ no largue mĂĄs”.
Mauricio es Bucho porque su abuelo asà lo bautizó, cuando era niño. Tiene especial preferencia por jugar los clåsicos y asegura que son los partidos mas lindos que le tocó disputar. Lo vivió en Avellaneda frente a Escuela y en Las Flores ante San Lorenzo.
“Sueño con salir campeĂłn de nuevo. Y, ademĂĄs, algo que pocos saben: me gustarĂa jugar en el club del cual soy hincha desde siempre, Los Andes”. AlgĂșn dĂa se le darĂĄ.
Pasan los años y Bucho estĂĄ mas vigente que nunca. Por la mañana trabaja, por la tarde entrena y a la noche es padre y esposo. Cada dĂa, para Ă©l, parece tener 48 horas. Son los tiempos de Mauricio Tejeda.