CRACK (Catarsis de un futbolero)


Que el crack es el distinto del equipo, no es nada nuevo. Es el “bicho raro”. El de “otra especie”.  El extraterrestre, si se quiere.
En primer lugar, por contar con ese  “don” llamado talento, que no se consigue ni por el cuidado o esfuerzo fĂ­sico. Viene con uno, no se compra ni se alquila. AhĂ­ el crack ya te sacĂł un cuerpo.
Porque se lo define “crack” a ese  que aparece siempre.  Que expone su repertorio de genialidades cuando no son necesarias, pero aĂșn mĂĄs cuando las urgencias lo ameritan. Para ganar una final, un clĂĄsico, o lo que fuere. 
Él, a diferencia del resto, puede romper con la lógica con un solo instante en el que sus destellos de magia explotan y trasgreden el juego sin demasiadas explicaciones.
Y es ahĂ­ donde yo destaco el trabajo del “rustico”. Que no solo cotiza en bolsa por su entrega, sacrificio, caudillismo y demĂĄs, sino porque ademĂĄs tiene una tarea psicolĂłgica por demĂĄs desgastante: no dormirse en la custodia del crack.
Aunque en algunas ocasiones, este laburo es en vano. Podes recurrir a la psicologĂ­a, la fĂ­sica cuĂĄntica, la quĂ­mica, la meteorologĂ­a y todas las ramas que se te ocurran, que no lo vas a poder evitar. Porque el crack es mĂĄs rĂĄpido y hĂĄbil que todas las ciencias y sus cĂĄlculos juntos, y las termina burlando.
No me voy a poner a invocar ejemplos de esta naturaleza porque vos sabes bien de quienes hablo. Por eso volvamos a ejemplos dentro de la normalidad,  sin superar la barrera de lo sobrenatural.
Entiendo que reneguemos a veces del crack, pero hagamos el esfuerzo de bancarlo. Ya sea desde adentro (compañero) como desde afuera (hincha).
No es novedad de que el crack puede ser pachorriento, lagunero, malhumorado,  egoĂ­sta, y hasta suele ser indisciplinado afuera del campo en la misma proporciĂłn que el desparpajo que tiene para el jugar, pero nos guste o no, siempre termina siendo el eslabĂłn primario para alimentar sueños y detonar alegrĂ­as.
No ningunees al crack, porque siempre dependerĂĄs de Ă©l. Seas compañero de batalla o fiel del tablĂłn. ¿O vos te vas a encargar de tirar los lujos que marquen la diferencia para ganar?
En un equipo puede haber entrega, sacrificio, hombrĂ­a, liderazgo y uniĂłn, pero sin talento de crack, nos hay juego. Y sin juego, no hay fĂștbol. Simple.
Bancar y defender a los cracks nos brindarĂĄ alegrĂ­as y momentos imborrables en nuestra vida futbolera, pero ante todo, aunarlos es defender al fĂștbol en su estado puro. 

Capitulo del libro "Catarsis de un futbolero", de nuestro compañero Mariano Garcia Miqueo