LA CANCHITA DE WILO


Juan Lucero jugĂł hasta no hace mucho en Bella Vista. Pero desde hace un largo tiempo, sus redes reflejan una labor mĂĄs cercana a lo social que a lo futbolĂ­stico. 

Si bien no se alejĂł de la pelota, ahora lo vive desde afuera de una cancha, de su propia cancha. La de su barrio en Alta Gracia.

"Tenemos un merendero comunitario con mi familia y ahĂ­ naciĂł la idea que aparte de su merienda practiquen actividad fĂ­sica. Por ahora para el fĂștbol habĂ­a un problema y era que no tenĂ­amos un espacio fĂ­sico para hacerlo, el Ășnico lugar era un basural abandonado. Lo limpiamos lo mĂĄs posible, con los pibes mĂĄs grandes y armamos una canchita con arcos de palos. Se volviĂł a llenar de yuyos y recurrĂ­ a la ayuda de la presidenta del centro vecinal, Viviana Miguez, y Claudio Altamirano, un vecino del barrio". El sueño de la canchita propia estaba mĂĄs cerca, pero se necesitaba de un guiño polĂ­tico. 

"Viviana anduvo peleandola para que el municipio nos ayudara y despues de andar y andar, gracias a Dios hoy estĂĄ".

Antes y despuĂ©s 

Hace un tiempo a Wilo le nació esta pasión por devolver todo lo que aprendió en las canchas de la Liga Cordobesa. "Les estaba enseñando pero tuve que dejar de enseñarle porque no se podía sin el lugar en condiciones a darles clase".

Aparte de la enorme ayuda de Miguez y Altamirano, cuenta con el apoyo de su mamĂĄ Adriana Medina, su papĂĄ Ramon y su mujer Jesica Becerra que lo apoyan en lo que se proponga. "Es algo muy lindo que anhelaba mucho para los pibes del barrio".

Juan, en sus épocas de lateral de Bella Vista

Alta Gracia tiene el Tajamar y el Museo del Che como estandartes. Pero ahora se suma la canchita de Wilo, que es el lugar de todo un barrio y su comunidad.